viernes, 19 de enero de 2007

No mames!

Estaba, leyendo un blog de X persona (no es la famosa, era otra) que, siempre que leo su blog se esta quejando de algo y luego de puras pendejadas, digo, yo también me quejo de pendejadas pero luego que me pasa el berrinche y ya sólo digo: “o cielos, contrólate Berenize”. Sí a la mejor soy bien pinche ñoña, ya he hablado de ello, pero la neta que hueva andar toda la maldita vida mortificada por babosaditas.

Je! El párrafo pasado no fue lleno de contrariedad, no que no. A lo que iba, era que estaba tan enfadoso leer aquello que me centré en la rola que estaba oyendo y era la de miércoles de ceniza de los caifanes,(saaaaaweeboo). Sí, soy de las que aun recordamos a los caifanes con buena onda, cómo algo que marcó mi infancia y por ende mi vida. Luego de suspirar, voltee al calendario para ver en que fecha cae semana santa, sí, claro, nada más pasa el puente Guadalupe-Reyes, luego luego a esperar semana santa. Coincide en esas fechas la celebración de las bodas de oro de mis abuelos, así que va haber pachanga seguidísimo cómo todas las semanas santas. Una de las mejores cosas de la semana santa es que viene Ana a visitarme, Daniela regresa a vacacionar una semanita a Navojoa, aparte que a La Negra ya le van a dar sus vacaciones y todo eso me hace pensar que esta semana santa será excelente.


Me animé demasiado y salí de mi cuarto para decirle a mi abuela que fuera ahorrando para la casa de campaña familiar que me prometió regalarme el 14 de febrero (esa es otra de las fechas que se aproximan y que es muy especial para mi, en su momento hablaré de ello) porque la voy a necesitar cuando me vaya a acampar a la playa y que me dice: “Bere, déjate de cosas, tómate tu té y el jarabe, ponte bien la bufanda, no salgas de tu cuarto que están las ventanas abiertas y espera a aliviarte para que hagas planes”. Chin! Ya se me había olvidado que estoy mega enferma. Sí, es la tercera vez que me da una gripe marca diablo en lo que va de la temporada invernal, chale! Y luego yo bien optimista que me regresó con la cara agachada y después de seguir las indicaciones de mi abuela me tiro en la cama a pensar si verdaderamente valió la pena la enfermada.

Ah porque no había pasado a contar aquí el fin de semana pasado estuvo de súper lujo. El viernes desde tempranito que agarramos la botella festejando el cumple de Raúl, entre que anduvimos preparando la cena, tijereando a las invitadas, recordando viejos tiempos, sacando cuentas del tiempo que tenemos juntos( incluido que me estoy volviendo una experta en hacer fogatas) y el momento bochornoso en el que todos se burlaban de los nombres que tengo pensados para cuando quiera tener hijos, sólo porque si es niño será Diego Lennon(sí, ya se que es apellido y no nombre pero yo se lo quiero poner de nombre, y?) y si es niña Rita Starr, murieron de risaaa y después siguieron todos esos comentarios de mi excesivo interés por los Beatles, pero ñaaa… me vale.

El sábado que me quede a terminar una larga fila de trabajo que tenía pendiente por andar de parranda en parranda pero que gracias a ello, vino a ayudarme un hombre que conocí hace muy poco y que ya he prometido hablar de él pero que todavía no lo voy a hacer, ahh pues la Berenize encantada de la vida todo el sabado. El domingo pues fue familiar, nos fuimos al racho de mi abuelo toda la familia y hubo de todo, carne asada, chelas, carne asada, chelas, campo, chelas, una enorme fogata y chelas, uh pues estuvo padrísimo, para cuando llegue a mi casa en la noche ya andaba medio ronquita, pero valiéndome madre el mundo, me retoque el maquillaje, me cambie de ropa y me fui a casa de Lupita, ahh porque era la fiesta sorpresa de Raúl, que pesé a que ya había sido la festejada, nos dimos el lujo de organizar una pequeña fiesta sorpresa. El lunes pues que me habla Daniel y cómo todo el que me conoce bien sabe que no le puedo decir que no. Ah pues nos fuimos a chelear y cómo el horno no estaba para bollos pues me dio una gripe de aquellas, ahh pero eso sí, estaban bien heladas y bien buenas. La platica de esa noche estuvo inmejorable cómo siempre. Así que después de hacer un recordatorio de el porque me enfermé llego a la conclusión de que sí valió la pena, total que son unos días sin poder salir de mi casa? No me va a pasar nada si no salgo este fin, la tos se me va a quitar rápido y esta vez no se me tapará el oído como la vez anterior que dure 3 semanas sorda, pero en fin, no me agüito más que madre. Sí vale la pena pasar momentos tan chingones con las personas que más quiero aunque después dure una semana en cama. Jijiji. Digo, después de todo las chelas, la familia y los amigos merecen eso y más.


Así que ser pesimista esta pasado de moda.

Lo de hoy es disfrutar la vida.

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