martes, 30 de junio de 2009

ocurrencias extracotidianas

El desierto está despejado de nubarrones añejados, para mi fortuna este cielo azul está lleno de nubes gigantescas, nuevas, repletas de amor dispuestas a dejar caer la lluvia sobre este desierto tan necesitado de agua.

HA LLEGADO EL VERANO

jueves, 18 de junio de 2009

las visperas con Sabina

Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un si bemol de Jacques Brel
conocí a mademoiselle Amsterdam.


Las cosas, en general, marchan tan bien que las carencias resaltan luminosas en mi camino. Digo carencias por llamar de alguna forma a esos hechos que no son del todo favorables. Hoy, por ejemplo, después de un día bastante largo y pesado me he entregado a las canciones de Sabina y me he sentido tan sola; cantando canciones a solas, repitiendo versos sin compañía y al echar el vistazo hacia las personas que ahora mismo tengo más cercanas me descubro deshabitada ¡Vaya que no es lo mismo ni es igual!

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un no te quiero querer.

¡Ah! Pero ahí en mi piel hay algunas marcas que recuerdan que alguna vez el templo tuvo su iglesia llena de júbilo y las cenizas en el brasero aún huelen a incienso y de a ratos arden y queman las carnes de quienes le huelen, esas carnes que habitan fuera del cuerpo, que viven sólo en los recuerdos de quienes alguna vez les tuvieron pegadas a los huesos.

Secretamente, nosotros los amorosos, nos llevamos a la boca las cicatrices para besar sus labios y agradecer los años que han pasado ya. Ya casi 25. Tan joven y tan vieja, like a rolling stone!

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país
donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad

martes, 9 de junio de 2009

Dream city


He vuelto a soñar con esa ciudad en la que no vivo -ya he hablado varias veces de ella- y sigue siendo hermosa y cálida. También he vuelto a soñar con Lucia, se miraba hermosa como la última que vez que la vi, un sueño muy onírico pues vivíamos juntas. Yo trabajaba como mesera en una cafetería muy mona en la cual, curiosamente, se reunían sólo mujeres, todas ellas directamente relacionadas conmigo, vaya que era un sueño muy lesbico: un desfile de mis amores femeninos. Vivíamos en un hermoso apartamento en un edificio sacado de cualquier calle de Florencia, y por si no era suficiente, Diana también vivía ahí, justo bajo nuestro piso. La cosa bonita de soñar como si pintáramos un cuadro: a placer. Tarde o temprano nuestros deseos del pasado nos atacan el subconciente, por más caducos que estos sean.

Durante mucho tiempo pensé que lucía, la mujer que me enseñó el amor entre mujeres durante mi adolescencia, era el gran amor de mi vida y todas esas fantasias de cuando se está enamorada y probablemente hasta hoy prolongué esos deseos de vivir juntas a un sueño donde, fantásticamente, también estaban otras mujeres importantes para mi.

Lo que me parece muy curioso es que durante todo el sueño observaba a Diana. En la cafetería le veía en una mesa pegada a un ventanal, sumergida leyendo el periódico con una enorme tasa de café al lado, nunca volteaba a verme. En los apartamentos solía ser una vecina amable pero que sólo se acercaba amorosamente hacia mi cuando Lucía no estaba presente y su belleza era tan majestuosa que la arquitectura que nos rodeaba parecía estar ahí sólo para enmarcarle el rostro ante mis ojos.

Cierto es que me ha impactado volver a ver el rostro de Lucía y todas las circunstancias oníricas pero me ha agradado mucho más sentir a Diana ahí presente. También tiene que ver que ya casi es verano y dentro de poco mi cumpleaños, un mes más el cumpleaños de Diana y siempre en esta época todo me la recuerda. Siempre en verano me vuelvo más gay de lo que soy.

lunes, 8 de junio de 2009

i'm the walrus



No todas las que ves aquí soy yo más sin embargo todas formamos parte de la misma persona.






















Sarah Joncas sabe a lo que me refiero y una vez más me sirve para ilustrar.