sábado, 6 de enero de 2007

Los días han transcurrido sin más.


Ya es 2007… qué emoción!!


Ana llegó el 26 de diciembre del año pasado. Los nervios me invadían, faltaban tan sólo unos días para que se cumpliera un año de no mirarla, con una amistad como la nuestra no era para menos que estuviera desesperada por verla llegar y darle un abrazote, verla, volver a abrazarla y después platicar horas y horas de lo que nos ha pasado en todo el año que no nos veíamos. Es bien pinche difícil estar lejos de las personas que necesitas cerca y cuando pasa tanto tiempo y de pronto nos miramos a la cara y platicábamos, fumábamos, bebíamos y nos encontrábamos bien diferentes pero las mismas nenas muy por adentro no podía evitar sentirme muuy rara. Así pasaron los días.

Ahora ella ya debe estar en su casa o de vaga que es lo más seguro. De todas las veces que ha venido a visitarme creo que estás vacaciones son las que le han caído mejor. Muy a pesar de que nuestra amistad superó la barrera de la distancia y cada vez nos hacemos más inseparables, me agrada bastante que por fin mis amigas pudieron convivir juntas y sin sentirse una menos querida que la otra, creo que después de estos días ya ninguna se sentirá celosa de la otra, quizá por la convivencia tan plagada de contacto fisico, espiritual y emocional que tuvimos entre todas o quizá porque ya era nuestra hora, o cómo sea, pero ya estamos mucho más unidas.


Fue nuestro primer fin de año juntas. Seguramente para muchas personas eso de festejar el año nuevo y despedir el viejo con fiesta, cena, abrazos, etc. Es una mamada, para mi lo era. Pero cómo que el tiempo me hace volverme mejor persona, medio ñoña en algunas cosas, medio cursi en otras, pero mejor pinche persona a fin de cuentas. Se dice que gente como yo estamos destinados a ser extraños toda la vida, creo que es lo que me salva de no ser enteramente una ñoña. Bienvine al año nuevo con mis amig@s lo que no había pasado nunca, pues en esos días siempre me hacía la ermitaña e invernaba junto a mis libros y discos sin salir siquiera a beberme una cerveza con la familia, quizás porque desde niña me daba pánico crecer y esa nostalgia de despedir el año y sentir la duda por todo lo que viene denotaba mi gran inseguridad hacia el futuro, pero ya no más, ahora estoy deseosa por lo que viene, ahora la vida me pinta muy diferente, aparte conocí a un chico pero después escribiré de ello.

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