jueves, 25 de enero de 2007

Deana, Diane, Diana, mi Diana.

el hoy no sale del cuarto en todo el día
se escondé temeroso, con la luz apagada, con las
percianas cerradas se tiene una visibilidad igual a cero

inhundado del ayer no piensa en mañana
ni en futuros inmediatos, sólo quiere
quedarse inmovil, casi sin respirar, para no ser advertido

al medio día cuando más oscuro está
escucha una voz invitandole a mirar a travez
de la ventana, corre la perciana y mira la luz
que le cega los ojos. pero la voz le invita a
ver el paisaje... es lindo, afuera llueve.

hoy, escucha como la voz le dice los versos
de su poema favorito y se alegra infinitamente
brinca de felicidad entre las cuatro paredes
y está tan euforico que quiere salir a gritarle
a la lluvia que todo va mejor

antes de salir

promete no decir a nadie lo que ha pasado

acusara a las hormonas de ese repentino cambio de estado
de animo.

lunes, 22 de enero de 2007

¿Cual tos, cual tos?

Gracias por las recomendaciones, pero ya desde ayer estoy muy bien.

Soy naturista serían chingaderas que todavía tuviera tos.

La gripe me la curé en 2 días, el martes y el miércoles estuve muerta de mocos, el jueves empezó la tos y seguían unos cuantos mocos, para el viernes ya no tenía gripe pero si mucha tos y ya para el sábado se fue yendo la tos también y ayer domingo se acabo definitivamente. Hasta me fui a ver childrens of men que la verdad sí me gustó mucho, me enamoré del personaje de la gitana, snif! una que se espejea pues.

El caso es que mi más efectiva arma contra la tos es el polvo de víbora, jajajajajajaja.


Sí, la víbora es efectivísima para los bronquios, tanto el aceite como la carnita. Mi abuela la asa, la pasa por un molino que la hace polvito y luego ya una cucharadita ehhh!!¿Cual tos, cual tos?


PD: Gracias paranoico, pero el ajo no lo paso. Aunque eh pensado seriamente en tomar unas capsulas de ajo (es que esas no saben a nada, jejeje)

viernes, 19 de enero de 2007

No mames!

Estaba, leyendo un blog de X persona (no es la famosa, era otra) que, siempre que leo su blog se esta quejando de algo y luego de puras pendejadas, digo, yo también me quejo de pendejadas pero luego que me pasa el berrinche y ya sólo digo: “o cielos, contrólate Berenize”. Sí a la mejor soy bien pinche ñoña, ya he hablado de ello, pero la neta que hueva andar toda la maldita vida mortificada por babosaditas.

Je! El párrafo pasado no fue lleno de contrariedad, no que no. A lo que iba, era que estaba tan enfadoso leer aquello que me centré en la rola que estaba oyendo y era la de miércoles de ceniza de los caifanes,(saaaaaweeboo). Sí, soy de las que aun recordamos a los caifanes con buena onda, cómo algo que marcó mi infancia y por ende mi vida. Luego de suspirar, voltee al calendario para ver en que fecha cae semana santa, sí, claro, nada más pasa el puente Guadalupe-Reyes, luego luego a esperar semana santa. Coincide en esas fechas la celebración de las bodas de oro de mis abuelos, así que va haber pachanga seguidísimo cómo todas las semanas santas. Una de las mejores cosas de la semana santa es que viene Ana a visitarme, Daniela regresa a vacacionar una semanita a Navojoa, aparte que a La Negra ya le van a dar sus vacaciones y todo eso me hace pensar que esta semana santa será excelente.


Me animé demasiado y salí de mi cuarto para decirle a mi abuela que fuera ahorrando para la casa de campaña familiar que me prometió regalarme el 14 de febrero (esa es otra de las fechas que se aproximan y que es muy especial para mi, en su momento hablaré de ello) porque la voy a necesitar cuando me vaya a acampar a la playa y que me dice: “Bere, déjate de cosas, tómate tu té y el jarabe, ponte bien la bufanda, no salgas de tu cuarto que están las ventanas abiertas y espera a aliviarte para que hagas planes”. Chin! Ya se me había olvidado que estoy mega enferma. Sí, es la tercera vez que me da una gripe marca diablo en lo que va de la temporada invernal, chale! Y luego yo bien optimista que me regresó con la cara agachada y después de seguir las indicaciones de mi abuela me tiro en la cama a pensar si verdaderamente valió la pena la enfermada.

Ah porque no había pasado a contar aquí el fin de semana pasado estuvo de súper lujo. El viernes desde tempranito que agarramos la botella festejando el cumple de Raúl, entre que anduvimos preparando la cena, tijereando a las invitadas, recordando viejos tiempos, sacando cuentas del tiempo que tenemos juntos( incluido que me estoy volviendo una experta en hacer fogatas) y el momento bochornoso en el que todos se burlaban de los nombres que tengo pensados para cuando quiera tener hijos, sólo porque si es niño será Diego Lennon(sí, ya se que es apellido y no nombre pero yo se lo quiero poner de nombre, y?) y si es niña Rita Starr, murieron de risaaa y después siguieron todos esos comentarios de mi excesivo interés por los Beatles, pero ñaaa… me vale.

El sábado que me quede a terminar una larga fila de trabajo que tenía pendiente por andar de parranda en parranda pero que gracias a ello, vino a ayudarme un hombre que conocí hace muy poco y que ya he prometido hablar de él pero que todavía no lo voy a hacer, ahh pues la Berenize encantada de la vida todo el sabado. El domingo pues fue familiar, nos fuimos al racho de mi abuelo toda la familia y hubo de todo, carne asada, chelas, carne asada, chelas, campo, chelas, una enorme fogata y chelas, uh pues estuvo padrísimo, para cuando llegue a mi casa en la noche ya andaba medio ronquita, pero valiéndome madre el mundo, me retoque el maquillaje, me cambie de ropa y me fui a casa de Lupita, ahh porque era la fiesta sorpresa de Raúl, que pesé a que ya había sido la festejada, nos dimos el lujo de organizar una pequeña fiesta sorpresa. El lunes pues que me habla Daniel y cómo todo el que me conoce bien sabe que no le puedo decir que no. Ah pues nos fuimos a chelear y cómo el horno no estaba para bollos pues me dio una gripe de aquellas, ahh pero eso sí, estaban bien heladas y bien buenas. La platica de esa noche estuvo inmejorable cómo siempre. Así que después de hacer un recordatorio de el porque me enfermé llego a la conclusión de que sí valió la pena, total que son unos días sin poder salir de mi casa? No me va a pasar nada si no salgo este fin, la tos se me va a quitar rápido y esta vez no se me tapará el oído como la vez anterior que dure 3 semanas sorda, pero en fin, no me agüito más que madre. Sí vale la pena pasar momentos tan chingones con las personas que más quiero aunque después dure una semana en cama. Jijiji. Digo, después de todo las chelas, la familia y los amigos merecen eso y más.


Así que ser pesimista esta pasado de moda.

Lo de hoy es disfrutar la vida.

Kulja y la sanguijuela.

Kulja y La Sanguijuela

Me asomé por la ventana del departamento, era una imagen estupenda de esas que le gusta crear a los escritores de la nueva ola, llenando varias páginas de sus obras maestras para describir callejones de mala muerte como el que tenía enfrente - Que se le va hacer es lo que vende- dicen los muy resignados pobres diablos.


Yo no tardé mucho en identificarla. Traía el cabello recogido en una cola de caballo bastante alta. Su cabello era negro, largo y brillante; hasta parecía que se había acabado una botella de brillantina pero la ocasión lo ameritaba, era su primera vez. Su piel era blanca, tan pálida. Sobre todo con esas sombras oscuras que cubrían sus parpados y esa boca tan roja que contrastaba con el resto del atuendo. Un abrigo negro tapaba todo su cuerpo, sólo dejaba libre a la vista el tacón aguja de aquellas lindas botas. Verla desde ahí me produjo una sensación de poder a la que estoy acostumbrada, pero no pude evitar sonreírle a mi ego.

Y yo pensé que esta era mi noche. Me pagaron mucho más que veces anteriores y no es que me haya aprovechado de la situación, para nada, mis tarifas son siempre las mismas; creo que desde ahí soy justa pues no es ningún sacrificio ejercer mi profesión.



Decidí esperarla sentada en ese sillón. Ya había apagado la luz y el cuarto sólo se iluminaba por las luces neón que entraban por la ventana que permanecía abierta. Era perfecto por lo menos hasta ese momento ya que mi zorrita no imaginaba que su reina ya la esperaba con el látigo en la mano. Tardaba en subir, hasta pasó por mi cabeza que se habría arrepentido cuando subía las escaleras. Con lo que había visto por la ventana me era suficiente para imaginar el grado de nerviosismo que traía mi ‘traviesita’. Su andar era lento y temeroso, volteaba hacia todos lados sin mover su cuerpo, parecía que se le saldrían los ojos de tanto que los forzaba a mover de lado a lado. Eso me mojaba. Cuando veo una mirada brincar de lado a lado y casi caer de nerviosismo mi entre pierna libera un jugo delicioso. Está bien, me dedicaré a contarte sólo la parte profesional sin revelar mis bajas pasiones, ya me has dicho que no te excita de ninguna manera. Bueno, el punto es que yo esperaba ansiosa. No me explicaba porque esta vez estaba mucho mas desesperada por tener a esa mujercita entre mis garras, sería quizá por la intensidad de su energía, por lo pálida de su piel o tal vez no era por nada de eso sino porque algo de mi ya te esperaba.



Entró, por fin la puerta se abría. Desde el rincón donde estaba no se advertía mi presencia. La chica cerró la puerta tras de sí y sin encender la luz fue hacia la ventana, echó un vistazo hacia la calle y salió al balcón, de espalda al edificio de enfrente. Miró la iluminación rojiza que tenía la habitación. La cama estaba justo enfrente; era grande y con una herrería que venía de la mano de un artista. Cuatro torres altas salían de las esquinas de aquel monumental lecho de las cuales caían finas sedas a manera de velo. Se quedó un largo rato recargada en el ventanal sabiendo que era prácticamente imposible que alguien la reconociera. De pronto entró de nuevo en la habitación y se paró frente a la cama, lentamente se abrió el abrigo y lo tiró sobre la alfombra, en ese momento sintió la presencia de alguien más ahí. Un calor espeso se extendió en todo el lugar, empezó a sudar mientras su mirada se desplazaba esta vez demasiado lenta, con temor de encontrar algo mortífero a su lado, casi lloraba cuando sentí el contacto de su mirada con la mía que aun permanecía en la oscuridad.



- vaya mi linda briboncilla, me has encontrado mucho antes de que anunciase mi presencia ante tus ojos. Me hubiese gustado mirar como te familiarizabas con lo que ahora y sólo por razones técnicas llamaré tu sepultura. No tiembles, la función todavía no empieza. Primero quiero que veas a tu señora ante la luz y guardes muy bien en cada rincón de tu ser mi rostro, que tus oídos sean fieles a mi voz pues será a partir de ya a quien tengas que obedecer. Relaja la mirada y esos labios mi amor, nada pasa, recuerda que tu buscaste este encuentro y que es por tu sola voluntad que has venido hasta acá y que es tu decisión despojarte de tu ser para entregármelo. Se que por dentro estas que brincas de excitación, que cada temblor es como un espasmo pues tu mayor placer es ser atacada por el miedo. Está vez tu goce será mucho mayor porque has encontrado a tu ama perfecta-.



Después de decirle aquellas cosas salí a la luz y pudo observar mi rostro por primera vez. Yo era lo que se dice una mujer de mucho carácter, se me notaba en la mirada, en la forma de apretar los labios cuando clavaba mi vista en la victima. Traía mi cabello suelto y caía en cascada por los costados de mi rostro dejando enmarcada perfectamente mi piel blanca y tersa, aunque no pálida como mi entonces putita. También contaba con unos ojos mucho más hermosos que los de la nena, cierto es que en belleza la superaba, por ello cuando me vio cayó de rodillas ante mí. Aproveché para sacar mi gabardina y ponerla en el sillón junto al látigo que traía en mano. Puse mis manos alrededor de mis bien formadas caderas y sonreí como poseída por algún instinto malévolo. Mi silueta se descubría entre la luz roja del anunció de enfrente “Hotel ‘La sanguijuela’". Ulteriormente me pare frente a ‘la gatita’ y tomándola del peinado la puse en pie.



- enciende la luz ‘gatita’. ¿Te molesta que te llame ‘gatita’?
- …
- Veo que vienes muda, te coseré una lengua que traigo entre mis curiosidades para que aprendas a responderme cuando hago una pregunta.
- Me puede llamar como usted quiera mi señora.
- Enciende la luz y ven acá.



Mi victima era una joven que Pavel, un compañero de profesión, conoció en un Bar de Soho mientras se celebraba una fiesta VIP entre los denominados ‘freaks’ de una universidad de mucho prestigio americana y que andaban buscando diversión por los Bares ingleses, ya que la mayoría eran hijos de multimillonarios excéntricos que preferían irse a una isla exótica y mandar a sus hijos a lugares mucho más comunes dentro de las socialites. Londres es especial para este tipo de negocios. Pavel llamó un día a mi departamento y dijo que había encontrado a una chica que según le dijo se llamaba Dorota pero que había averiguado que su verdadero nombre era Giordana Feliccini, americana de padres italianos y grandes empresarios de la moda en calzado masculino. Está chica le dijo a Pavel que estaba buscando a una dominatrix que la hiciera estallar de dolor y que la provocara hasta matarla de miedo. No se equivoco Pavel cuando le dijo que tenía la persona que ‘Dorota’ después ‘Gatita’ estaba buscando.





Gatita tenía más o menos 22 años y era bastante atractiva, poseía un cuerpo esbelto, unas tetas duritas de pezón chico que se hinchaban al menor rose y un culo redondito, firme. Se notaba que era su primera sesión BDSM y que era adicta a las sustancias que libera el cuerpo cuando siente mucho temor. Pude notarlo desde que la miré venir y lo comprobé cuando después de tenerla amarrada de las extremidades de la cama y dándole azotes en el pecho mientras la masturbaba fuertemente; sus ojos se cristalizaban pero no era un llanto era mezcla de sufrimiento y placer.

También se que no quieres detalles de como la poseí pero al llegar la madrugada cuando su cuerpo estaba ya lleno de marcas y de líquidos, pues ambas nos habíamos corrido toda la noche, me llegó el momento a las venas y sentí como desde el fondo de mi corazón la sangre empezaba a salir negra y recorría todo mi cuerpo hasta estar enteramente extasiada. Mi cabeza se arqueó al tiempo que mis ojos se cerraban y mi boca se abría de tal forma que me parecía explotar la quijada, salieron unos colmillos enormes de mi boca. Yo me encontraba dándole por el culo y acariciándole su hermoso cuello de cisne. Con el contacto de nuestros cuerpos sentía su corazón muy cercano al mío y agitadísimo. Yo que ya estaba con las garras afuera y mis colmillos en su nuca, estaba aguantando el impulso de arrancarle la piel a pedazos para esperar el orgasmo y juntar ambos placeres. Cuando por fin sentí venir un nuevo chorro desde mi interior me le deje ir sobre el cuello y prendiéndome de su yugular le arranque la carne, la sangre brotaba a chorros sobre mi piel, mis garras rebanaron cada pedazo de aquella espalda y luego siguieron con los pechos duritos al natural. La bestia en la que me había convertido estaba totalmente extasiada bebiendo sangre de aquel cuerpo maravilloso.

Pasaron unos minutos y mi cuerpo fue tragando esas garras y mis colmillos volvieron a ser de calibre humano. El cuerpo de Gatita estaba ya cortado en partes y embolsado. Conserve la cabeza, la puse en un congelador que tengo oculto en mi apartamento, el resto lo tengo sepultado en las paredes de aquel dormitorio donde suelo encontrarme con mis clientes.



Mi último recuerdo es de cuando estaba bajando las escaleras para dirigirme hacia el estacionamiento, cuando escuche unos pasos y al momento de voltear sentí el frío de tus alas atrapándome, aun no estaba muerta pero sentía que brincabas por azoteas y corrías conmigo prisionera entre tus alas hasta llegar a un lugar sombrío y gélido. Yo no te podía mirar a los ojos tu resplandor me cegaba pero cuando me tomaste con uno de tus tentáculos y subiste hasta quedar frente a tu rostro supe que eras tú, algo me faltaba después de esa placentera sesión. Era que me esperabas.



- ¿Porque me has traído aquí Kulja?
- He visto como disfrutas devorando a tu clientas, pero para que goces mucho más debes conocer el placer de morir y otros planos. Te llevaré conmigo sin pelear o ¿Quieres hacerlo?
- No mi bella Kulja, anoche mientras dormía vi como viajábamos tomadas de la mano por un mundo etéreo. Yo ya te conocía sin haberte visto jamás.
- Calla pues y acompáñame, mi diosa de la muerte.



Sólo sentí un frío en la garganta, mi cuerpo sin aliento y vida cayó sobre el pavimento mojado de una vieja autopista.


Aun no sé porque los padres de Gatita querían deshacerse de ella, en realidad era muy linda, una de mis favoritas, por ello coloqué su cabeza en el centro de mi colección, pero eso a ellos les importaba poco. Una vez enterados de que su nenita tenía sita conmigo me llamaron para que terminara mi trabajito de la manera que más me gusta cuando se trata de chicas como ella. No suelo combinar seguido mis negocios, pero Giordana sí merecía morir en mis manos.


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Este es un cuentito que forma parte de la saga Kulja en un foro de relatos. la explicación la dí aquí

miércoles, 17 de enero de 2007

Malditas drogas.

“La chica Víbora”

Me acuerdo que estaba tirada a un lado del aparato de sonido, su expresión era diáfana. Su cuerpo parecía de algodón.

Traía un pantalón de pana verde olivo, una camiseta manga larga a rayas horizontales blancas y negras, sobre esta una negra lisa, usaba un botón que decía: “Odio a todos los malditos emos”, unos tenis converses negros y el cabello suelto despeinadísimo que le caía abajito de los hombros, era medio lacio y estaba bastante trasquilado, mi primera impresión fue de repulsión y grite exasperada “saquen a esa pinche emo de mi estancia”. Obvio que yo no me había dado cuenta que su botón decía que odiaba a los emo y que muy probablemente también odiaba que le llamaran así y pues con ese pinche aspecto vale verga no se le podía llamar de otra manera y no me refiero a sus ropas ni a su cabello trasquilado( que sí lucía muy emo), si no que estaba absorta con una cara de drogadicta apunto de quedarse arriba (muy de mal gusto) y repitiendo una canción que no se le entendía muy bien pero no era la que amenizaba la súper porno party para gente cool, nice, sofisticada y culturosa, o sea que nada que ver ella ahí pues. Cuando dije aquellas palabras salió de su coma para voltear a verme con la misma cara de zombie, unas ojerotas que le marcaban todo el parpado y le colgaban dos dedos abajo del ojo, su color de piel si era envidiable (la verdad) blanca, blanca, blanca, cómo toda la cocaína que se había metido esa noche. Mamá no me hizo caso y me pidió que no me metiera en sus asuntos que ella resolvería todo, aunque la verdad se veía mucho más sacada de onda que yo. Pensando que mi madre haría lo mejor me salí con mis amigos a la alberca después de subir todo el volumen al aparato de sonido.

Eran las 11 de la noche y ya la fiesta estaba entrando en calor, gente bailaba en la terraza y otras más bebían y discutían en la sala de estar donde se encontraba el aparato de sonido y adivinen qué, justo allí estaba la tipita. Tirada con las piernas distendidas y la cabeza ligeramente recargada hacia el lado derecho, la mirada fija en un punto imaginario, si no hubiese estado la pared detrás suyo juro que no estaría sentada sino más bien desparramada en el piso y eso sí sería el acabose, mi madre no lo soportaría.




“La chica emo”

Miro a mí alrededor y todo se observa como una masa modular. Miles de sonidos salen de las bocas enormes de todos, no son seres humanos, sino entes amorfos que se pasean frente a mi con forma de bocas gigantes y sonrisas estrepitosas que aturden mis oídos, si tuviera la fuerza necesaria en mis brazos cómo para levantar mis manos y colocarlas en mis oídos lo hiciera o mejor aún si tuviera la oportunidad de correr y correr fuera de ahí lo hiciera de inmediato, pero mi cuerpo pesa cómo si fuera de plomo. Chingada madre. Entre todas esas bocas se encuentra un gran ojo, no hace otra cosa que mirarme fijamente con desprecio cómo si viese reflejada, en mi, su adolescencia. Sigo cantando sin poder parar, alguien ordene a mi cerebro que deje de canturrear esa canción, aunque la letra sea inteligible para quien me escucha, yo sé exactamente lo que dice.







Que yo sin ti no puedo más. Que yo sin ti no puedo más. Que yo sin ti no puedo más.
No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento. Nadie podía imaginar nada. Sólo se reían de mí, especulaban sobre mi estado de conciencia y otras más por el numerito que estaba armando en casa de la señora Mejoramiga De Mamá. Mejoramiga me mirada mientras se paseaba por todo el pasillo, se que quería hacerme desaparecer de su fiesta mega guau pero su conciencia se lo impedía. Me dio un tanto de lastima porque en realidad me mirada con lastima de sí misma, apoco cree que no sé nada de su adicción a la cocaína, pero esta bien, por Mamá lo voy a hacer, me largaré de aquí, por lo menos.

Cuando Víbora pasó frente a mí a subirle todo el volumen al aparato algo me sacudió. Volví en mí con el estruendo. Ahora podía ver los rostros de esas bocotas y el gran ojo en el pasillo. Me paré tambaleante pero una vez de pie pude mantener el equilibrio. Palpé las bolsas de mi pantalón y encontré lo que buscaba, un cigarro, lo puse en mi boca y lo encendí de inmediato. El primer jalón me volvió la vida al cuerpo, cómo si me lo hubiera metido por la nariz, por eso amo los marlboro rojos. Me sonreí a medias le baje un poco a la música.



People are strange when you’re a stranger faces look ugly when you’re alone. Women seem wicked when you’re unwanted streets are uneven when you’re down. When you’re strange faces come out of the rain, when you’re strange, no one remembers your name, when you’re strange, people are strange when you’re a stranger…

Me daba harta risa pero la contenía, por supuesto que en esa casa fresa no tenían a los Doors, yo sólo repasaba la letra en voz alta y me miraban con ojos de Apocoesaindigentesabeingles. Moviéndome al ritmo de la música me salí de ahí, me dirigí al baño a darme una empolvada en la nariz. Cuando entre todo olía a poett de ese del rosa, bien naco la neta, huele horrible. Me coloqué en el lavabo y saque mi bolsita, luego me percaté de que todo estuviera perfectamente seco y puse el polvito. No aguante las ganas de probarla y me moje la puntita del meñique. Mmmmh pero si sabe riquísima, me mordisquee la lengua mientras hacia dos líneas. Gire la cabeza para acomodarme el cabello y me miré de reojo en el espejo, mi cara lucia demasiado a la cara de Mamá, luego se fue moviendo como vértigo y empezó a hablarme – Diana no hagas eso, Diana piensa en mi- a su madre! Me paniquie machin, volteaba hacia todos lados y seguía viendo su rostro hablándome. Me agache y mire mis dos líneas listas, una en cada fosa nasal y todo estará mejor. Sentí el levantón y una fuerza que me calaba la cabeza bien cañón, no me dio tiempo de asustarme, busqué en el espejo a mi madre y ya se había ido muy adentro de aquel vértigo. Mi rostro volvía a ser el mismo y de mi nariz corrían dos líneas de sangre, sentí el cuerpo cómo si fuera de algodón y me fui hacia atrás hasta que la pared detuvo mi cabeza y me quede tirada sin sentido apenas balbuceando. No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar como yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento, no podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar como yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento, no podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar como yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento, no podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar como yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento. No podrás imaginar cómo yo me siento, no podrás imaginar cómo yo me siento.

sábado, 13 de enero de 2007

Lovely Rita

El observar su cuerpo tendido a mi lado por las noches, poseía un elixir de deseo insaciable. Ella. Una goblin del drama postmoderno, erguía una atmósfera de pasión con tan sólo mirarle a los ojos. Ella. Monumento real a la locura, nada más con acercase a unos metros de distancia se podía sentir esa energía abrasadora.


Acostumbrada a que las cosas sean de la manera que ella desea, se rehusaba a aceptar la unión entre nuestros cuerpos. Yo. Acostumbrada a que las cosas en la intimidad sean de la manera que deseo, perseveré y encontré el tacto perfecto en su piel. Velvet. Podía pasar toda la noche tocándole delicadamente hasta que el sueño me venciera. Calida. Un vapor se alzaba sobre su cuerpo cada que le acariciaba. Ella, con los ojos bien abiertos y yo con los ojos bien cerrados. Mi deseo voraz abandonó el brazo derecho, primer lugar de colonización por mis manos, y se lanzo en busca de su cintura y una vez hecho el contacto, mi cuerpo se erizó de delicia. No pude contener abrazarla cada vez más fuerte, hasta que mi respiración quedaba justo en su oído y al percatarme de ello, mi instinto me llevo al beso. Con demencia me apodere de su cabello, lo poseí por un rato dentro de mi boca, le roía lentamente a la vez que mis manos no dejaban de comerle de igual manera el pecho. Astutamente mi mano se había colado hasta poseer sus senos. Ella sólo callaba bajo las sabanas. Yo jadeaba para mi misma, no quería asustar a mi presa.

Cuando el frenesí que me invadía explotó, no evite hacer evidente el deseo de poseerla. Ya había logrado sacar su blusa y su pantalón de dormir, y había palpado con mis manos todo su maravilloso cuerpo. Mordisqueé su cabello, bese su cuello, luego me avasalle por su espalda y la loba que llevo dentro se apoderó de mi. Olía pausadamente su piel, ya no sólo encontraba placer en palparla, ahora me la devoraba con el olfato. La animalidad de la escena sacó a flote su instinto bestial y se abrazó a mi cuerpo para dejarme atrapada entre sus brazos y saboreando con mi lengua la exquisita pulpa de sus tetas. Le comí sin prisas en medio de la oscuridad del sauna que se había vuelto mi habitación. Manjar de dioses, frase trillada y por demás a doc para describir el momento.

Había estado ausente toda la tarde. Tirada en la cama con la mirada clavada en el techo, parecía que quisiera atravesar el concreto y fugar lejos del sitio que le aprisionaba. Yo haciendo mi rutina de trabajo diario pero sin perderle de vista, alzaba apenas la mirada sobre el monitor de la computadora para poder mirarla absorta. Me ponía caliente mirarla con una pierna distendida y la otra flexionada, con la rodilla apuntando al cielo. Discretamente pasaba su mano por su entrepierna y se acariciaba lentamente con su dedo índice y cordial; mientras a mi se me marcaban los pezones sobre la blusa y en mi panti la humedad de la excitación.

Rita no era cómo las demás chicas en mi cama. Ellas, las otras, se mostraban expertas a la hora de entregar el cuerpo. Rita, era obsesivamente pasiva, a veces hasta parecía que le disgustaba el placer, cómo si se tratase de un pecado mortal o cómo si su conciencia heterosexual le impidiera ser heteroflexible; su hedonismo no llegaba a tanto. Siempre supe que Rita no era gay y aún así me enrole en una relación extraña con ella. Me había prometido a mi misma no caer en jueguitos de experimentar lesbianismos con ninguna otra, siendo que a una mujer como yo, ese tipo de situaciones nos da flojera, pues con nuestra muy definida sexualidad y madurez, buscamos algo estable. A mis 33 años puedo decir que me he regalado el placer de estar con una chica de 27 que parece tener mucho por dar y descubrir. Lo que sé es que Rita es especial. A bien no sé que cosa sea eso que la hace no tener igual, pero me seduce la posibilidad de averiguarlo. Rita no es una mujer demasiado Mm.… digamos que es a penas guapa, pero despierta el fuego con su mirada.


Para que nuestros cuerpos se compaginaran hicieron falta 3 días de compartir la cama con caricias urgentes. La primera noche sólo pude tocarle el cuerpo donde lo más intimo que tuve fueron sus maravillosos pechos. La segunda alcanzó a abrirse de piernas y dejar que la tocase por sobre la panti sin lograr siquiera sentir la comezón de su bello vello. Para la tercera noche ya pedía que le comiera los senos a mordidas y solita se quitó la ropa. Yo la miraba como se la quitaba y la tiraba por toda la habitación. Me miraba con una expresión de deseo que fue el mejor afrodisíaco. Entonces abrí las piernas y esperé a que tomara la iniciativa. Cómo pantera se fue por entre mis muslos, colocando sus pechos a la altura de mi boca, yo en venganza no se los comí de inmediato, preferí abrazarla y hacer que su cuerpo se posara sobre mí. La cara me quedaba justo en medio de sus tetas, no las bese. La olfatee durante un rato y acaricié sus perfectas nalgas hasta que se monto en mi y con una mano llevo su seno a mi boca, entonces complaciente la devoré. Me cabalgaba como si la estuviera penetrando y ni siquiera le estaba tocando otra cosa que no fueran sus nalgas y sus tetas. Baje mi mano hasta su monte y lo palpe con detenimiento y jalaba la cadera hacia mi como pidiendo que bajara y bajé. Me coloqué justo en su clítoris, mi índice y cordial se apresuraron a buscar cavidad y la encontraron. Era mi hora, la volteé y me coloque entre sus piernas besándole el vientre, mientras mis dedos la masturbaban y ella no dejaba de chillar. Que dirían los vecinos, seguro más de dos estaban pegados a la pared y otro más a la puerta escuchando nuestra sonata. Pero poco me importaba, yo seguía haciéndola correr. Mis muslos estaban empapados de mi lubricación pero no me preocupaba que ni siquiera me estaba tocando, le quería dar rienda suelta al cántaro de pasión que me estaba comiendo. Y la agitación creció con el ritmo cómo es de suponerse era el clímax y estaba apunto de tener uno de los orgasmos más largos de su vida. Con la experiencia de haber recorrido miles de vaginas, sabía hacer cosas maravillosas con mis dos manos, le estaba estimulando tres de los lugares más erógenos de su sexo hasta que el cántaro se rompió llenándome la cara de agua de manantial.

Rita ríe cuando esta teniendo orgasmos, por lo menos cuando yo se los alcanzo…


jueves, 11 de enero de 2007

Ana vuela hacia el cielo con sus alas nuevas





Desde qué le miré por primera vez, hace unos años, supe que algo tenía de especial, tanto así que mi primera reacción fue de repulsión. No soportaba tenerla cerca y el escuchar esa voz, que ahora resigno recordaré para siempre, me martillaba el sentido con una punzada fuerte que no podía aguantar. El tiempo, la vida, nos fueron acercando y desde las primeras charlas supe que me sería difícil la vida si no le tenía cerca, no en un sentido de dependencia, sino de ganas de compartir la vida juntas. Al principio no fue fácil, nuestras energías y nuestro contexto, hasta antes de conocerle, eran muy diferentes, pero con el tiempo y la resistencia de mi parte a abandonarle hicieron que forjáramos una bella amistad. Ahora, tenemos mucho más que eso, es una unión permanente.

El siempre nos pesa, no sé si estaremos juntas para siempre, ahora eso no es lo importante. El siempre ha perdido valor en nuestra historia.

miércoles, 10 de enero de 2007

• Tristeza – Melancolía – Nostalgia



Un buen cigarro asienta el alma, sobre todo porque tenía todo el día queriendo fumármelo y necesité que se me volviera a ir el alma unos milímetros del cuerpo para correr a comprarme unos delicados con filtro.

El amor ya no es lo que era. Tengo melancolía de la melancolía pues tampoco es lo que solía ser… jajajaja… es de reírse más cuando lo que era melancolía transmutó en tristeza, de esa tristeza pura.

Estaba leyendo un ensayo de salvador Elizondo sobre la tristeza y mi tristeza es de esa que tenía Mallarmé, según Elizondo. Y es que este año llegó sin melancolía y me hacía sentir vacía, pero hace ratito mientras fumaba mi cigarro me di cuenta que la tristeza siempre esta con los tristes como yo. Más bien lo que siento ahora mismo es melancolía de mí cuando tenía melancolía de alguien. Bueno, de pronto el escuchar canciones, leer poemas que compartía para alguien deja de punzar donde duele la melancolía y me daba una sensación de ausencia de sentimientos, cómo muy prozaica (de prozac) pero no es más que tristeza pura, de la bonita que se goza, de la que nunca puede llegar a ser depresión. La melancolía se extraña cuando una cree que es el leiv motiv de lo que escribe y una vez que me descubro sin ella empiezan los cuestionamientos, ah pero es bien satisfactorio darse cuenta que no es así. Así cómo hay gente distraída, perfeccionista, testaruda, alegre, existen también los melancólicos y los tristes. Lo que pasa es que la melancolía es a veces, también, pura como la tristeza. Lo que cambia es el motivo por el cual se esta melancólico, es la pequeña diferencia entre la melancolía y la tristeza. La tristeza sólo es, un sentimiento cómo lo era para Baudelaire, o la ausencia dé cómo lo era para Mallarmé. Cómo un diamante en bruto dijeran los teatreros. Sólo es. Llega y se va y rara vez se sabe por qué. La melancolía es un abismo mientras que la tristeza apenas un túnel.



Y al hablar de la melancolía como un abismo recuerdo el mar. El mar. El mar es uno de los factores universales de mi nostalgia. Cuando me di cuenta de que extraño el mar de Mazatlán, se me vino la nostalgia encima. Ni tristeza, ni melancolía… simplemente nostalgia.

Y la nostalgia nos hace inseparables,
vivos, cercanos y cotidianos.
Palpables el uno en el otro a cada letra
Y susurro.
Cómo aquel poema, aquella canción
Que afablemente compartíamos sin rencores.

El mar que me entristecía del verbo melancolía
Ya no suena agudo en la boca de mi estómago.
Ahora es un lindo murmullo que con silbidos
Sigo su melodía / llana, paupérrima de locuras.

Y que hermoso es mirarte en el recuerdo
Y encontrar nostalgia de lo vivido
Y no renombrar esa melancolía de lo que pudo ser.
Me enamora el desamor cuando sabe a nostalgia.
Que locura insospechable la de aquellos niños
Que jugaban en la arena superflua.
Chascarrillo de Dios padre, querido.

Mírame ahora con nostalgia
¿Apoco no luzco bella? Me sienta bien.




martes, 9 de enero de 2007

Sobre Nick Fedaeff y la depresión

No ando depre! El que me descubra triste no quiere decir exactamente que estoy mal o que ande en depresión. La verdad estoy disfrutando mucho estos momentos y trato de registrar lo que me pasa y de anotar cada que puedo donde se siente cada cosa. la soledad cómo siempre se siente en el estómago, tipo cómo cuando uno anda sin comer, lo mala onda es que luego da o por comer mucho o por vomitar o se me afloja el estomago y me da diarrea. Luego dicen que una se vuelve bulímica por algo estético, pero cuando ando en esas ondas de la soledad me viene un vomito y unas ganas de ir al baño a cada rato, yo creo que el alma también desea alivianarse. Tendré que considerar una buena dieta para este comienzo de año, sobre todo para aliviar estos sintomas de soledad fisiológica.


Que qué tiene que ver Nick Fedaeff con la depresión? Pues quizás mucho o nada. Sus pinturas se me hacen tristes más no depresivas, creo que el señor tiene un alma que le gusta vomitar, algo así cómo la mía. Y hoy veo estas pinturas y me han gustado para ponerlas acá, no porque sean mis favoritas o las mejores que tiene él, si no porque son tristes y bellas. ¿Quién puede deprimirse al ver esa luz maravillosa en cada cuadro? La neta, la neta, la neta, YO NO.

























lunes, 8 de enero de 2007

• Snif!



Últimamente esas canciones que hablan de amor y desamor, me suenan huecas. No tengo a quien cantarle una canción de despecho, ni a quien cantarle una canción de esas melosas y muy románticas. Ya no gasto papeles recordando a alguien que me hacía hablar en el silencio y no se me quitaba de las ganas. Snif!

También últimamente escucho if i ain't got you de Alicia keys y me mueve, me hace ponerme tristita y añorar algo, alguien, no sé… sospecho que algo oculto hasta para mi misma pero que mi entraña alcanza a sentirse viva. Este es uno de esos momentos en los que me siento absolutamente indefensa, tan vulnerable. Viva. Entonces la vida duele en el alma? Más bien me descubro llena de tristeza en la soledad de mi cuarto. Así pasaré la noche, en mi soledad desolada. Snif again.

sábado, 6 de enero de 2007

Los días han transcurrido sin más.


Ya es 2007… qué emoción!!


Ana llegó el 26 de diciembre del año pasado. Los nervios me invadían, faltaban tan sólo unos días para que se cumpliera un año de no mirarla, con una amistad como la nuestra no era para menos que estuviera desesperada por verla llegar y darle un abrazote, verla, volver a abrazarla y después platicar horas y horas de lo que nos ha pasado en todo el año que no nos veíamos. Es bien pinche difícil estar lejos de las personas que necesitas cerca y cuando pasa tanto tiempo y de pronto nos miramos a la cara y platicábamos, fumábamos, bebíamos y nos encontrábamos bien diferentes pero las mismas nenas muy por adentro no podía evitar sentirme muuy rara. Así pasaron los días.

Ahora ella ya debe estar en su casa o de vaga que es lo más seguro. De todas las veces que ha venido a visitarme creo que estás vacaciones son las que le han caído mejor. Muy a pesar de que nuestra amistad superó la barrera de la distancia y cada vez nos hacemos más inseparables, me agrada bastante que por fin mis amigas pudieron convivir juntas y sin sentirse una menos querida que la otra, creo que después de estos días ya ninguna se sentirá celosa de la otra, quizá por la convivencia tan plagada de contacto fisico, espiritual y emocional que tuvimos entre todas o quizá porque ya era nuestra hora, o cómo sea, pero ya estamos mucho más unidas.


Fue nuestro primer fin de año juntas. Seguramente para muchas personas eso de festejar el año nuevo y despedir el viejo con fiesta, cena, abrazos, etc. Es una mamada, para mi lo era. Pero cómo que el tiempo me hace volverme mejor persona, medio ñoña en algunas cosas, medio cursi en otras, pero mejor pinche persona a fin de cuentas. Se dice que gente como yo estamos destinados a ser extraños toda la vida, creo que es lo que me salva de no ser enteramente una ñoña. Bienvine al año nuevo con mis amig@s lo que no había pasado nunca, pues en esos días siempre me hacía la ermitaña e invernaba junto a mis libros y discos sin salir siquiera a beberme una cerveza con la familia, quizás porque desde niña me daba pánico crecer y esa nostalgia de despedir el año y sentir la duda por todo lo que viene denotaba mi gran inseguridad hacia el futuro, pero ya no más, ahora estoy deseosa por lo que viene, ahora la vida me pinta muy diferente, aparte conocí a un chico pero después escribiré de ello.

martes, 2 de enero de 2007

Vértigo



Salgo corriendo hacia la calle. Mi cuerpo tiembla de dolor y el corazón me late, a cada paso, más rápido. La desesperación no me deja ver donde piso sólo sigo avanzando automáticamente sin rumbo. Huir, huir quizá de mi misma, del vacío que siento por dentro. Toco mi estomago y siento las tripas huecas de pasión, ya no queda más que resignar, quizás es mi destino, el estar sola e imposibilitada para volver a amar.

La calle se vuelve un largo camino sin final, donde a lo lejos se mira una línea interminable que gira cómo un vértigo que me devorará tarde o temprano. Los edificios parecen hundirse en el cielo, mientras las nubes lo cubren todo. Está apunto de llover.


Volteo hacía arriba para sentir el aire directamente en la cara y me cae una gota enorme de agua en la cara. Parece que el viento me eleva pero son nada más mis ganas por desaparecer lo que me hace levantar los brazos. Camino y camino, corazón sin rumbo. En el laberinto de mi destino encuentro a un niño trepado en un gran banco que lo hace quedar justo a mi altura, me espera con los brazos abiertos y me dice: “Déjame abrazar tu mirada, meterme en tus ojos y estrechar a tu soledad que me pide cariño, déjame entrar”, pero tontamente le envió el bumerang del desprecio y le volteo la cara. A veces los niños me ponen irritable. Sin darme cuenta empieza a llover y yo sigo avanzando tontamente lento por la banqueta. Ya nada importa. Cuando estoy tan confundida necesito perderme para poder encontrarme, ahora ni la lluvia me hará volver a casa. Mi casa, ¿Cuál es mi casa, si donde quiera me siento indigente?

Totalmente empapada y temblando de frío volteo hacia todos lados, la desesperación me hace llorar y buscar como perra sin dueño un lugar cálido donde acurrucarme y sentirme protegida, comprendida y en paz conmigo misma, ahora mismo no tengo nada más que un cuerpo escuálido que grita pidiendo amor entre las calles vacías. Un grito ahogado en la garganta me hace correr, correr, correr rápido sobre la loseta húmeda, el aire se vuelve un aliento gélido que hace crispar mi rostro volviendo escarcha mis lágrimas y gotas de lluvia, mi pie se atora en una grieta del concreto y me hace caer, mis rodillas sangran y la humedad me resbala haciéndome caer por esa línea interminable, recorrer como un tobogán ese despiadado vértigo, no me queda más remedio que cerrar los ojos y soltarme a la desgracia del llanto.