miércoles, 16 de abril de 2008

Glup no was his name


Hubo una vez un hombre que no podía regresar a casa. Había una vez un hombre que no sabía como hacerlo. Caminaba por las calles esperando encontrar algo que le hiciera recordar el camino de regreso, pero cada vez se sentía más perdido. No había perdido la memoria sólo no reconocía nada de este mundo. Sintiéndose ajeno a todo lo que lo rodeaba, un dolor en el pecho lo hizo doblarse hasta sentarse en el suelo. Se oprimía con las dos manos el cuerpo, pero en vez de calmar el sufrimiento empezó a llorar.

Sollozaba tirado en la banqueta cuando, a lo lejos, escuchó una melodía que le arrullaba el alma haciendo que poco a poco fuera calmando el llanto. No fue capaz de moverse, se quedó con los ojos cerrados, en posición fetal, expectante, y en medida que la música se escuchaba más fuerte se dio cuenta de que algo grande estaba pasando.

Abrió los ojos y vio una caravana de músicos desfilando tras un coro de señoritas dirigidas por una anciana. La mujercita de la batuta le habló por su nombre y se reconoció en la voz de la dama más que en las letras que le nombraban. De un salto se incorporó y corrió siguiendo el rumbo de la marcha hasta unirse a ellos. La angustia desapareció y sonriente se descubrió cantando la letra de aquella melodía: "Quando para mucho mi amore de felice corazón" . Le parecía maravillosa, el regocijo no le cabía en el pecho.

Caminaron así varias cuadras hasta llegar a un auditorio, la alegría de sentir que pertenecía a ese sitio no lo dejó darse cuenta que todos se marcharon mientras él recorría el espacio. Como el sol estaba cayendo pensó que quizá aquel era su hogar por el bienestar que le hacía sentir estar ahí, así que se acomodó en un rincón y durmió.

A la mañana siguiente se despertó con el murmullo de unas risitas que provenían de la entrada del local. Eran las chicas del coro que al ver que había pasado la noche allí se reían burlonamente. El hombrecito era tan inocente que no se dio cuenta de la mofa. Unos momentos después llegó la directora con batuta en mano, ordenando a todos los músicos y señoritas tomar sus lugares. Aquel despistado, pensó que le hablaban a él también y se acomodó atrás de los músicos. La melodía empezó y al punto cantó como si el mismo hubiese compuesto aquellas notas:

" Quando para mucho mi amore de felice corazón

Mundo paparazzi mi amore chicka ferdy parasol

Presto OBRIGADO tanta mucho cake and eat it carousel"

(Lennon/McCartney)

Para cuando terminó la canción todos lo observaban boquiabiertos, haciéndose quién sabe cuantas preguntas. La anciana le grito llamándole a que se acercara. Nadie sabía que hacía ese hombre ahí, nunca le habían mirado, ni siquiera se podían explicar como era que ejecutaba a la perfección una canción que a todos los presentes les había costado días de ensayo.

-Glup, ¿Eres tú?-Le grito la mujer, y él muy gustoso salto hacía el frente, pero una vez que la anciana se colocó los lentes y lo tuvo frente a ella, respondió para ella misma su pregunta-No, no eres Glup, ¿Quién eres y de donde vienes?

Aquel no era su nombre, nadie de los presentes le conocía, de pronto el auditorio no le pareció tan maravilloso, ni las chicas le sonreían. No supo responder a aquellas preguntas, el sentido de pertenencia hacia aquel lugar se extinguió y cabizbajo se encaminó hacia la puerta. Una chica le grito: -Glupie, canta una vez más para nosotros. Los músicos empezaron a tocar, pero él ya no recordaba la letra y llorando como niño corrió hacia la calle.

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