lunes, 31 de marzo de 2008

Hoy vengo con el corazón desinflado a escribir un post.


Acabo de ver una película que me impactó, no sé si sea buena o mala, pero realmente me dejó aterrorizada y con un gran vacío en el estómago (y no es hambre). Estaba dispuesta a verla el sábado por la noche, pero un gran temor me invadió e hizo que me quedara dormida después de los primeros cinco minutos, parecía que algo dentro de mi me decía que no la mirara, sobre todo que no la mirara a solas. Tengo el mal de la rebeldía, deje de hacer unos deberes y me dispuse a ver esa extraña película yo sola. No, no voy a decir el nombre para que no la vean, no quiero que sientan lo horrible que sentí. Mientras la miraba me sumergía en la ficción y mi recámara parecía parte de aquella insanidad.

Tengo un tino para seleccionar películas que me hagan confrontar la realidad y que mejor manera que mezclando ficciones, aquella ficción se parecía tanto al subtexto de mi realidad que me dejó en shock, justo ahora tengo mucho miedo. Ha sido como uno de esos viajes astrales que me han platicado. Cuando sales de tu cuerpo y te miras a ti mismo y puedes juzgar desde fuera todos tus pedos; y cuando regresas del viaje tienes una gran confusión, después de haber visto la realidad real no sabes como afrontarla y se siente uno como potrillo recién nacido, sin poder pisar el mundo.

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