sábado, 22 de marzo de 2008

R'ulta, que un buen día me desperté de buen humor.


Qué creen? Culiacán les manda saludos.



Ana llegó el Domingo a Navojoa. Las vacaciones de semana santa siempre han sido de mal viaje, pero esta no estuvo tan mal. Pensaba irme a la playa y esperaba montones de visitas, pero todo fue como tenía que ser. Me fui a Culiacán.

Fue un día que me desperté de buen humor, vi a Ana sentada frente de mi y en sus ojos se leía el desespero por ir a tierras culichis, me propuso ir al siguiente día. Ni tarda, ni perezosa me puse a terminar unos pendientes y propuse adelantar la salida, así que sin pensarlo echamos ropa a una mochila y nos alicusamos para salir la tarde de ese mismo día.

Llegamos por la noche, pasamos a dejar las cosas en la casa y luego no subimos al superbocho para ir en chinga a buscar a Chumel y después ir ala casa de Marlene donde estaba Esteban y algunos amigos que hace mucho no miraba, después de un rato y más risas. Esta vez Ana era la que estaba en el escenario contando anecdotas de Sonora, se siente tan bien ser parte del público. Luego de cenar me llevaron a conocer el nuevo rostro de algunas partes del centro historico y la remodelación de la plazuela Alvaro Obregon. A pesar de todos los cambios que ha tenido la fachada de la ciudad, sigue conservando ese poder de encantarme y sentir que justo ahí es mi lugar y que tarde y temprano la misma vida me llevará hacia allá. Ay, que cursi soy, sniff! Hicimos una cruzada de norte a sur, de este a oeste. Vi a la gente que tenía que ver en su momento, comí sushi al estilo culichi y regresé con una sonrisa tan placentera. Ya me hacía falta salir unos días y que mejor que a Sinaloa.


Hasta me traje mi souvenir culichy:



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