lunes, 11 de febrero de 2008

fotos, amor, olvido... la misma chingadera


Nunca creí que las fotografías nos robaran el alma y ahora no solo lo pienso, sino que creo que también nos condenan o nos atan a espacios y/o personas, en un momento en el que no estamos dispuestos a olvidar. Empecé a temerle a las fotos cuando me di cuenta que era el espejo más claro en el que me podía mirar. Jamás me encontré en mi mirada como en los autorretratos y algunas veces vi mejor a mis amigos desde una fotografía. Nos roban el alma, la esencia y las ganas de olvidar.

Será porque siempre le temí al olvido, por eso desde muy chica tomé la decisión, sin darme cuenta, de narrar todo lo que me pasaba, a veces sólo de manera oral, como si mi memoria alcanzara la eternidad en los oídos de otros y seguramente empecé a escribir cuando supe que las palabras se las lleva el viento como un eco que vuela lejos de la memoria.

- Berenize: ¿Por qué no te callas, por qué siempre estás hablando con detalles que la mayoría de las veces son innecesarios, estúpidos y a nadie le importa?
- Porque no quiero olvidar mi vida.
- ¿Por eso vives en pretérito?
- En el presente efímero que vive gracias al pasado eterno desde mi voz, mis letras y las fotografías.
- Cuando estás en silencio me da miedo porque siento que has perdido las ganas de seguir siendo.
- cuando estoy en silencio soy más que cuando hablo. Me comunico mejor callada y además me veo más bonita.
- Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Las fotografías guardan silencios eternos y todos juntos forman un recuerdo, entonces el recordar se vuelve una obsesión, porque en los silencios encontramos paz a cambio de perder el amor, por eso es que nadie entiende lo que es vivir en paz porque tendemos a aferrarnos al amor ese que necesita romper el silencio para existir y por tanto precisa ser olvidado. Por eso no sabemos vivir en paz porque nos negamos a olvidar el amor vivido. Comprendo pues, que el amor es un verbo irregular que sólo se conjuga en presente, irregularmente en pasado, porque apenas fue para seguir siendo creando un circulo vicioso que jamás le permitirá llegar al será. Esto nos permite responder a la pregunta: ¿Cuanto dura el amor eterno? Un instante; y los instantes son fotografías y estás a su vez montones de silencios y no existe amor en silencio por lo tanto el amor eterno no puede ser medido en términos reales y necesita de una unidad imaginaria para poder existir (si de algo me está sirviendo el álgebra). Bien digo que la razón me llevará a la felicidad.

Tuve solamente una foto con Moisés, en aquella tokada en Mazatlán cuando vinieron los muertos de cristo. Martín la tomó desde muy lejos y apenas nos veíamos, no salíamos solos, creo que salía la Dulcera y otro cuate que nunca supe quien fue. La tuve conmigo menos de un año, se perdió junto a la medallita del símbolo de anarquía que aquella misma noche había caído desde el cuello de moy hasta mis manos (esas son coincidencias no chingaderas). Perdí todo lo que materialmente me unía a su recuerdo, quizá por eso, con el paso del tiempo, fue menos difícil olvidar. Ese amor es de los que se conjugan en pasado.

No recuerdo tener una fotografía con Ana. Siempre me gustó fotografiarla sola, nunca se me ocurrió poner el temporizador y abrazarla o darle un beso. A ella le gustaba tomarme muchas fotos, en muchas posiciones y casi nunca me daba cuenta de cuando lo hacía hasta que las encontraba en la cámara o en el celular. Trato de recordar si alguien nos ha tomado una y creo que no. Me es tan difícil imaginar mi vida sin ella que me aferro a su amor como quisiera que ella se aferrara al mio y no hay una fotografía que nos haga eternas.


Con mi Lobito (Christian) Me gustaría tener una foto para ponerla en mi cuarto para no olvidar nunca que su amistad es de las cosas que más valoro, una tan chingona que romanticamente me de la certeza de que, aún en la distancia, estaremos muy cerca el uno del otro. snif.

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