viernes, 6 de marzo de 2009

Segundas oportunidades.

Aún me deja anonadada la inmediatez en la que vivimos. La red de coincidencias que nos aproximan a ciertas circunstancias, objetos o personas. Todavía me parece exagerada la frase:El mundo es un pañuelo, y vaya que lo es, pero al sentir el mundo tan pequeño me ataco en pánico y mi paranoia crece cada que compruebo que, efectivamente, cuando pensamos que algunas personas forman parte de nuestro pasado y que es practicamente imposible aproximarnos de nuevo, aunque sea por internet, estamos a un click de tener nuestras letras en la mirada del otro.

Me parece curioso que, aunque este sea un blog muy privado o una especie de Diario intimo indiscreto (buen título) no pierde su cualidad de público y eso mismo es en gran parte uno de los factores principales por lo cual aún sigo acá, escribiendo para mi misma. Lo que me parece curioso pues, es que al saber que de link en link, blog trás blog, mis más intimos sentimientos están vulnerables ante cualquiera y no me molesta, pero cuando ese cualquiera es un conocido incomodo las cosas cambian.

No tengo nada que ocultar, nada de lo que aquí se escribe es un secreto por lo tanto da igual quien pueda enterarse, pero la incomodidad que me hace sentir el estar vigilada por ciertas personas proviene de mi necesidad de estar desligada de ellas y sentir su mirada latente en mis letras me provoca un poco de ansiedad.

La frase intolerante perfecta sería: ¿Qué fregados le importa lo que pase conmigo?

Aún duelen situaciones del pasado, tanto que prefiero no acordarme, porque de alguna manera no depende solo de mi modificarlas. Entonces toda esta incomodidad se traduce como impotencia o un atisbo de los errores que me hube permitido y que dieron pie a una mala comunicación. Y hoy veo o les siento muy cerca de mi, acechantes; alguien me diría que es karma, pero yo empiezo a creer en las segundas oportunidades.

3 comentarios:

LSz. dijo...

No vigilo, no soy conocido; me enteré. Saludo desde la provincia.

Hermes dijo...

Sigh... el morbo corrompe tanto como la avaricia

G Velázquez dijo...

El mundo definitivamente es un pañuelo, incluso a veces parece que es más pequeño de lo que queremos creer, todo está conectado. Comprendo perfecto esa incomodidad.
Tal vez, a esa persona lo que le importa es lo que pasa en ti causado por ésta; o simplemente, en el fondo, sea por la razón que sea, le sigues interesando, quizás no como tú quieres, sólo a su manera...

Saludos