martes, 3 de marzo de 2009

infinita tristeza

Se que he andado renuente a venir acá, que he desarrollado una autocensura por miedo a delatar mi existencia absurda. He dejado de escribir situaciones que necesitaron plasmarse entre estás páginas, donde me esbozo a solas, pero las miradas me siguen hasta en mis sueños, con dedos indices acusadores y gestos de reprobación que no me han desquiciado porque he decidido ignorarles, pero en cambio me han alejado de aquí, huyendo de este espacio como quien pretende huir de si mismo, cayendo en un vacío ensordecedor. Pero huir ya no es una opción.


He leído los comentarios de la entrada anterior y me han dado una ternura. Espero que nadie malinterprete mi tono, pero pretender venir acá y aconsejar a la psique de un personaje desconocido me parece algo más que pretencioso. Cierto, acá sólo vienen mis cómplices y uno que otro anónimo que con su silencio se delata, espero mis lectores aprendan de ese silencio que a veces es tan enriquecedor, yo se los agradecería infinitamente. Otras veces se tienen las palabras adecuadas para un desconocido, el concejo oportuno para un alma tan parecida a la de cualquiera. Gracias.


entonces, como huir de uno mismo ya no es una opción, lo mejor que puedo hacer es reconocer lo que me está pasando y ponerle una solución. He decidido no darme el tiempo que pensaba darme de este blog, en cambio venir y escribir sobre esto.

Un miedo más grande me ha hecho reflexionar. No quiero que este lugar que alberga mis emociones y recuerdos se contamine de ausencia. No quiero que se quede solo y desamparado creando más soledad aún, sería un sacrificio en vano. Correría el riesgo de que se convirtiera en esto:




Y ese ha sido mi mayor miedo.

1 comentario:

Hermes dijo...

Recibe un abrazo...