lunes, 13 de octubre de 2008

...siempre llega la calma!

En mi casa, desde la ventana del salón que da a la calle, se mira la desolación que deja un estado de alerta por huracán. Afortunadamente, aquí, no pasó nada. Al fondo del pasillo que lleva al baño, se escucha gritar a Rufino, el perico que repite el nombre de mi hermano una y otra vez durante todo el día recordándome que no esta en casa y me hace sentir un dejo de felicidad. Las habitaciones vacías, la cocina desierta y los perros tristes; es el ambiente de una casa habitada sólo por este fantasma que se ensimisma en las tareas de lo cotidiano.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Increíble que con tu descripción se puedan recrear tantas imágenes en la mente. Y qué bueno que nada pasó.

: ) dijo...

Entiendo que te sientes bien porque tu hermano no está ?

Preciosa necesito escribirte pero ando con el tiempo recortado en cuanto pueda lo hago , vale ?
Besito !

Ruga dijo...

¿Y el perico no cuenta como habitante? Llamaré a la sociedad protectora de pericos.

.Angietepetl. dijo...

Es ocaciones es necesario volverse fantasma, transformarce en ligeresa, camuflajearce con el panorama. Cuando el dia es gris afuera, los ojos absorven gris y la sangre se vuelve gris. Cuando salga el sol se colorea todo el panorama, te quitas tu abrigo de murcielago, la sangre se colorea y una sonrisa surge en tu rostro.

Me transmites buena vibra loquita. Gracias por visitar mi blog. Yo no tengo internet por ahora en casa asi que me cuesta mucho trabajo vagar por el mundo virtual.

Que las aguas no anden turbias..