lunes, 6 de octubre de 2008

avecilla

Hay días en los que uno se levanta con la idea de irse muy lejos y llegar a otra ciudad con el deseo de vivir apaciblemente dejando atrás todo lo que tenemos a nuestro rededor.

Como una necesidad de encontrarnos en otras caras, caminar calles que nos son desconocidas pero en las cuales nos sentimos como si toda la vida hubiéramos recorrido, porque brindan una sensación de libertad semejante al aire que respiramos cuando soñamos que volamos.

Irse. Simplemente caminar hacia otro lugar, dejarlo todo. Satisfacer la necesidad de no necesitar nada más que un lugar y tiempo en el cual seamos nosotros mismos. Como si el lugar donde vivimos nos hiciera daño o nos asfixiara, sentir que la realidad nos come como un hoyo negro.


Me imagino que a todos nos pasa. En algún punto de nuestra cotidianeidad el deseo de estar donde nadie te conozca y así poder confundir nuestro cuerpo con un árbol o patear nuestro ego como a una piedra en el camino.

Sin embargo, cuando deseamos ansiosamente salir corriendo de aquí no es otra cosa más que huir y creo que, en mi caso, fue suficiente, ya hube huido; Ahora me ahogan las ganas de probar mis alas en otros cielos (que no es lo mismo ni, para nada, es igual) mas aún no es tiempo, todavía soy una aprendiz de vuelo. Me atacan las ganas de sentir el aire bajo las alas como una avecilla que va aprendiendo a volar.

De mientras a seguir haciendo camino por las mismas calles, ya lo dijo Machado:


Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso.

7 comentarios:

pato dijo...

Si , ir a donde pueda hacer lo que quiero , sin críticas , sin dar explicaciones ........ volar !
Es hermoso !!!!
Un abrazo !

: ) dijo...

Preciosa el comen de arriba soy yo con mi otro blog , date una vueltecita el post de hoy está bonito .

Ruga dijo...

Es bien bonito estar ido.

fgiucich dijo...

Es lo que se llama "huir hacia adelante" o las ganas de dar el "gran salto". Tantas mañanas a mí me pasa lo mismo!!! Abrazos.

B West dijo...

Rosi: Uno se da cuenta, tarde que temprano que no hace falta cambiar de lugar más que nada es una cuestión de actitud y ejercer nuestra libertad muy a pesar de todo y de todos. Un beso

PATO: Nena, sé que eres rosi y tengo también el otro blog sólo que tengo poco tiempo para comentar :) gracias de todas maneras por recordarme :)

Ruga: Estar ido es harina de otro costal.

fgiucich: y sí es ese gran salto, tan fácil y complicado!
bienvenida al blog! ;)

Anónimo dijo...

ASI ES, YA LO DIJO MACHADO YA LO CANTÓ SERRAT...

CREO QUE PIENSO LO MISMO QUE TÚ, AHORA MÁS EN ESTOS TIEMPOS TAN DIFICILES QUE ME APLASTAN...

PERO BUENO...GOLPE A GOLPE!!!, ASI ES LA VIDA, NO HAY DE OTRA.

Garash dijo...

Está en tí el cambio, el paso a paso para poder construir o derribar alguna barrera.

En enfrentar el cambio está la grandeza.