viernes, 18 de julio de 2008

Somos eternos, querido.



No es mi infinita tristeza lo que me hace escribirte, Querido. Hace unos minutos encontré una fotografía de Bolaño que me ha asustado. Se me encogió el corazón unos segundos en los cuales pensé: "¿Cuando te me hiciste viejo, Moisesín?". Tu cabello, frente, tus ojos hundidos con tu mirada triste, y eran los de él. Bueno, también es mi infinita tristeza la que me hace escribirte. Antes y después del amor, vengo a refugiarme en estos post que saben a cartas entre dos viejos. Estoy que aullo.

Me gustaría estar sentada en el malecón de Mazatlán contigo, a esta hora, casi las 12 de la media noche. Escuchando el oleaje, fumándonos un marlboro hasta quemarnos con el filtro como hace 7 años. Necesito tus palabras, tus poemas porque estas penas que traigo sólo contigo las puedo compartir, siento que sólo tú me entiendes, pero estás bien lejos. Todo mundo está lejos. La soledad empieza a blasfemar, me quedo con Joaquín Sabina y la lluvia que va empezando a volverse tormenta. Ya hablaremos mañana.

1 comentario:

: ) dijo...

Hay a quienes todo se les puede confiar y eso nos hace sentir libres ! ( No se tener amistades )
Adoro el mar !