jueves, 10 de enero de 2008

la vida es un óvalo.


Enero. Otra vez vuelvo a pensar que este año es mi año. A pesar del rutinario y fatídico diciembre 2007, creo, no he tenido un mal 2008; obviamente lo digo por la manera en la que se está acomodando mi vida. Hace muy poco estaba empezando a empacar mis triques para irme a Hillo. pero en estos días mis planes han cambiado. No me voy a ninguna parte.


Le he prestado más atención a los sueños "chamanicos" que he tenido. La balanza se inclina hacia cerrar ciclos que durante varios años he estado postergando. Una rara premonición me llegó en forma de sueño y se trataba del caer desde un punto muy alto una y otra vez -me trajo con vértigo durante días- caía en un abismo profundo y negro. Estuve dándole vueltas al asunto por casi un mes, tratando de darle luz a esa oscuridad y se me mostraban varias opciones, bien dicen que cuando está más oscuro es porque va amanecer, suena bastante mamón y trillado pero siempre he creído en ello. En una platica, que más bien parecía asamblea familiar, se cortaron mis alas, me sentí caer de nuevo, ya sin vértigo pero con conciencia de que realmente se trataba de un abismo que dibujaba mi suerte, donde no me quedaba más esperanza que caer. En la resignación, ante una ausencia de miedo y saboreando el confort tomé una decisión drástica y acertada.

Me quedo con mi familia. No vale más un sueño cansado de ser soñado y a veces repudiado -lo digo sin restarle valor- que tener mi familia junto a mi, porque todo en esta vida es vanidad menos el amor y ahora mismo es lo único que me queda, mis abuelos y mi hermano. El buen consejo de mis amigos más cercanos, tanto a mi como a mi núcleo familiar, me ha ayudado a sanar las heridas de mis alas, estoy segura que volverán a crecer sanas y fuertes. Ahora, muchos cambios, pero para bien, sobre todo mi tranquilidad no la cambio por nada.

Me voy a dormir... pause.

No hay comentarios.: