no me gustan los gatos, ni como mascota ni como amig@s.

No me gustan las amistades con alma de gato, si acaso una gatita amante de noche pasajeras, pero nada más.

Tanta pinche experiencia al rojo vivo como para que un día, de buenas a primeras, salgas por la ventana y te marches a buscar el mundo. ¿Qué fácil, no? Para mi no lo es.

Cuando yo me fui, salí por la puerta y salía con una herida que tenía que curar (que aún no ha sanado). Los gatos como tú, no comprenden al espejo, ni se persiguen la cola. Yo que fui tu cola. snif! me siento tirada en el pavimento caliente, y es Junio. chingadamadre!!.

De cola tuve que mutar a lo que siempre he sido, una perra. Y las perritas como yo esperan al ser querido con ansias... para recibirle moviendo la colita, porque yo no me corto la cola para salir de casa, querida gatita, Yo se lo dejo al tiempo.

Esperemos que cuando regreses, porque lo vas a hacer, podamos vivir una amistad gato-perro para dejarnos la cola en paz que ya jugamos mucho con ella y la amistad nos sienta bien. Lo demás no nos sale .


Pero después de todo, como te quiero hija de la chingada!!