jueves, 27 de noviembre de 2008

La historia entre mis dedos...

Tardé para darme cuenta que estaba perdidamente enamorada, después de Él mi mundo se vino abajo. Junto con su alejamiento y el lento final de lo que teníamos también se fueron deteriorando otras relaciones, lo que contribuyó a modificar varios conceptos y comportamientos.

Jamás me he sentido tan sola como este 2008, ni siquiera a principios del año pasado cuando me sentía vacía de amor y me la pasaba escribiendo sobre ello, pero con sola no nada más me refiero al amor de pareja, sino a todo tipo de relaciones. El suicidio volvió a ser un pensamiento recurrente y nuevamente, de milagro, escapé de él. El despojarme de vienes materiales que me llevaba hacia la banalidad me ha ayudado a mi crecimiento espiritual, pero tengo tanto miedo a equivocarme que voy perdiendo el rumbo. Constantemente meto la pata al tomar decisiones que me afectan emocionalmente. Cuando más enamorada me sentía a la vez me encontraba inundada de soledad y dolor, quise sustituir amor con compañía y empecé a salir con alguien. En este mi más terrorífico año en el que todo me ha salido mal, hasta la aparición de mi fantasma mayor cuando más vulnerable estaba.

Y en medio de mi tormenta conocí a un príncipe arrogante, altivo, egocéntrico, intenso, problematico, obsesivo, con la ternura de un niño berrinchudo, caprichoso y mimado. A quien fui aprendiendo a querer a pesar de todas las características que ya cité. Algo dentro de mi se aferraba a estar a su lado y a tratar bajo cualquier circunstancia de estar bien con él.

Me ayudó a poder hablar por primera vez, fuera del psiquiatra, sobre mis más intimos secretos. Me fui develando ante él hasta desnudar mi ser que se fue enamorando poco a poco. Sin embargo ese amor no siempre fue suficiente para vencer temores y demonios personales que se confrontan a su vez contra los suyos. Continuas discusiones, pleitos, diferencia tras diferencia con sus medios tiempos de tranquilidad efímera, donde reinaban planes y un amor tan romántico que me asfixiaba.

Tan diferentes y tan iguales a la vez.

Sumándole a mis demonios mi inseguridad y mis trastornos emocionales tuve la formula perfecta para cometer error tras error que me costaron sacrificar mi relación con él. Primeramente por mí, si normalmente mi estado de animo se pasea en un carrusel, con el príncipe recorría todas las emociones en un sólo día, subiendo y bajando de tensión al grado que el psicólogo recomendó finiquitar o ponerle stand by a la relación por mi bien emocional y así poder tener un poco de tranquilidad.

Por otro lado, nuestra relación siempre fue asfixiante y aunque nunca fuimos formalmente novios, me desgastaba demasiado aparte de que me daba muchas limitaciones e inquietudes, ni que decir de que sentía todo menos paz al estar siempre al borde de la locura. Por momentos sentía que mi vida era sólo caos y lo peor es que me estaba volviendo adicta a ello, hasta que terminé con toda comunicación con él por mi bien psicológico. Todavía no se iba cuando ya lo echaba de menos. Estos días sin él han sido desesperantes sobre todo el primer día que lo extrañaba sobremanera y aún puedo decir que de una manera u otra me hace falta.

Pero hace unos meses conocí a un buen moso cuando tuve una pelea con el príncipe en la que duramos más de un mes sin hablarnos. Él es muy parecido a mi en cierta manera. Compartimos una historia de vida muy similar. Gustos, emociones, sensaciones, pensamientos, ideas tan similares que asustan. Desde entonces me dio un miedo enorme a estar frente a mi media naranja, como dice él. Inconcientemente siempre he boikoteado nuestra relación hasta llegué a pensar que mi aferre al príncipe era una especie de refugio contra este caballero, cosa que aún no estoy muy segura.

Este guapo caballero quizá no es mi hombre ideal, pues ese es mi Rey, mi Rey que ya nunca más será mi amor, pero si es ese tipo de hombre que encaja perfectamente en mi vida. Me hace sentir estabilidad que, la verdad, me da miedo pero que intuyo es lo que necesito, además tiene el don de hacerme sentir protegida, amada y sobe todo esa cosa rara que pensé nunca sentir, ese apendejamiento como para entregarle mi vida y voluntad.

Pero así como yo soy una confusión amorosa andante que constantemente se ha estado equivocando en el amor, él también tiene lo suyito, no le ha tocado vivir una vida cómoda con respecto a este tema y ahora mismo está cansado de dificultades y de problemas de pareja. Cansado de tragarse sus emociones, de soportar tonterías como las que acostumbro a hacer y aunque dice quererme no puede soportarme.

Lo que a mi me está quedando claro con todo este recuento de los daños es que cada uno necesita estar solo por separado.Quizá aún sigo teniendo muy adentro a mi Rey y la insatisfacción de no tenerlo cerca de mi me genera todas estas confusiones que me hacen caer en error tras error, quizás tambiénsea tiempo de estar sola, sí, pero en paz y recobrar la serenidad que sentía antes de conocer a mi Rey para entonces sí poder volver a enamorarme.

1 comentario:

Brenner dijo...

Mucho, mucho que pensar... why?

Porque no siempre -o muchas veces- estamos a gusto con la pareja que tenemos; o bien deseamos algo MUCHO mejor; o incluso les encontramos cientos de defectos y corremos al primero/a que no los tenga.

Aunque también habra que considerar que no hay un libro que te explique como debe ser una relación; que te diga que porque eres geminis te toca a huevo un sagitario -si fuera asi, imagina la chinga-; o que como tienes ojo azul te chingas a escoger a otro ojo azul.

Así es esto, es un vaiven de colores, sabores, formas y sin sentidos... Quizás la única regla es no desesperar -y menos espantarse por lo que muchas veces hacemos "en nombre del amor"- y por el contrario, dejarse llevar.

O bien esperar... no llevo prisa! Además lo mejor siempre viene hasta el final

PS. Perdón por la extensiva, tu entiendes!