El martes, después de mucho pensar decidí cortarme el cabello. Durante días estuve dándole vueltas al asunto, sabía que tenía que hacerme algo pero no lograba aterrizar una idea en concreto.
Cuando tenía 18 años, mi cabellera caía cubriéndome toda la espalda. Tenía una melena larga y rizada, teñida de color negro, pero a finales de ese año, la corté hasta media espalda y luego rapé los costados de mi cabeza, dejándome un maravilloso look de chica punk. Cuando entré al TLAUAS ya había cortado mi mohicana y estaba dejando crecer mi cabello, fue entonces la ultima vez que traje mi cabello teñido de rosa. En resumidas cuentas, desde aquel entonces dejé crecer mi cabello con esperanzas de traerlo largo como en mis años de adolescente y cuando pasaba por mi cabeza hacer un corte, no podía menos que sufrir por las pequeñas cantidades de cabello que iba a dejar tirado en cualquier piso, de cualquier peluquera, pero tenía que hacer algo con mi cabello y sí ya iba a perderle el amor a unos simples pelos, tenía que ser algo radical. Primero corté todo lo largo, rizo por rizo hasta dejar una melenita debajo de la oreja. La imagen era… el cabello en el tocador de mi cuarto y yo parada viendo cómo podía modelarlo para no tener un look de señora promedio. Pensé en la moha y mis ojos se llenaron de brillo, mis manos presurosas cortaron el resto del cabello y en pocos minutos ya tenía mi nuevo haircut.
Pensé que mis abuelos pondrían el grito en el cielo por verme de nuevo pelona y con una crestita, no tan punk cómo la de hace años, pero aún así con un estilo irreverente. No pasó nada de eso, ni gritaron, ni se quisieron volver changos al ver que poco a poco mi personalidad deja de esconderse tras los trapos y pelos de una niña decente y formal. De buenos modos terminaron de resignarse a tener una nieta como yo.
A partir de que mi cabello cae, un montón de hechos y circunstancias reveladoras empiezan a ocurrirme, por eso es importante hablar de ello en este cochinero. Ya luego vengo y platico a que me refiero.
Esta historia continuara…
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