Rita no quiere saber nada. Se mete a bañar, luego a la cama y le abre las piernas a la noche. Rita no llora ni suspira sólo cumple su condena de reírle a la vida.
Pasa la noche tranquila, Rita, que mañana ni dios sabe que cosa tengas que afrontar. Duerme con los ojos cerrados, los pies descubiertos y las nalgas desnudas pero, eso sí, tápate el pecho que te puede hacer daño.
3 comentarios:
a q rita tan **tita jajaja.
Saludos.
Qué triste.
Nena: no te tengo abandonada, o mejor dicho, tengo abandonados a todos... incluyéndome.
Ese final esta chistosito.
Y esa Rita ¿de dónde es? Me gustaría invitarla a un café. Guiño guiño. jA!
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