domingo, 20 de noviembre de 2005

Hay sentimientos que se añejan

Cuando baja tu mirada
Hasta donde se encuentran mis manos
Mis manos suben hasta encontrar tu rostro
Y te tomo con ellas y te llevo al pecho
Donde lloras el cansancio rutinario
Y es ahí donde encuentras la tranquilidad
De estar con alguien que no te oprime ni levanta
Que simplemente lleva sus manos
A un rostro deseoso de caricias
Que no juzga ni condena pensamientos arbitrarios
Mucho menos repela actividades bobas,
Sólo te acompaña. Te acompaño.
En la eternidad de emociones compartidas
Con un muro entre los dos.

Ahora ya sabes que puedes bajar la mirada
Donde sea que te encuentres y estará mi pensamiento
Mutado en manos y caminaremos tomados de ellas
Por la calle que lleva al muelle donde nos vimos
Por primera vez a los corazones
Con la garganta seca de palabras
Y los ojos mojados de llanto
Supe que vendrían muchísimos momentos semejantes.


Esta es la declaración abierta de que mis manos
Siempre tocarán tu rostro y te llevarán a mi pecho,
A reír, y a llorar y a saber que indiscutiblemente
Mis manos son el rincón de tu alma
Y si a alguien no le es suficiente a mi sí.

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