miércoles, 21 de mayo de 2008

antes del fin

En épocas de desesperanza no hay ficción más bella que la realidad, y como amante de la belleza, me he puesto a contemplarla con la misma ansia que contemplo una puesta en escena. Mi realidad tiende a parecerse mucho a una obra pánica con factores surrealistas, que poco a poco han ido inmunizándome hacia el estado de shock, que podría producirme, ciertos acontecimientos por demás inverosímiles.

Y así han sido estos días que he estado ausente de la blogosfera: desesperanzados e inverosímiles. Alejarme del ejercicio ficcionista me provocó un mareo emocional que ha valido la pena sufrirlo en todas sus dimensiones; ahora bien, creo que es necesario hablar de esta manera un tanto metafórica y ambigua para evitar susceptibilidades de posibles lectores, pero sobre todo para no dejarme abiertamente en evidencia, pues entre tanto rodeo se vislumbra, inevitablemente, que algo claramente decisivo esta pasando conmigo y -creo que- aún no es tiempo de hablar de ello más sí de alertar que algo está pasando.

Vuelvo a creer en esa energía creadora y en el movimiento de hilos que me hace tropezar con las mismas piedras, y una vez que me he encontrado mordiendo la tierra -después de tamaño tropezón- me ha venido el vomito y, contradictoriamente, después de ello he tenido una náusea que me ha hecho escupir hasta la última gota de culpa que traía en la entraña para darme la oportunidad de cerrar un ciclo, y al hacer esto descubrirme abriendo otro. Tomo todo esto como una recompensa luego de un pesado trabajo espiritual.

Además debo confesar que no sólo fue un mareo emocional el que he tenido, sino varios, en uno de ellos me he descubierto enamorada, del amor, de una voz, de un personaje, de un hombre y de un lobo. Si los que presumen de conocerme habían pensado que muy probablemente yo ya no volvería a experimentar este tipo de mareos, se ha sorprendido tanto como yo, justo ahora vengo a confesar que, por primera vez en muchos años, me encuentro experimentando un amor tan puro como el que produce la última soledad, y seguramente han de estar más boquiabiertos al encontrar ese amor en mi silencio. Valgame, cuando se lo confesé a Moisés fue de un chistoso... y me dio una risita de nervios que gracias a tutatis el no pudo percibir, entonces él me dijo que si de cual escritor, obra, poema, poeta o discurso, estaba enamorada y empecé a creer que lo que me esta pasando es realmente grande, pues no se imaginaba que detrás de todas las respuestas que esperaba estaba un solo hombre. Enhorabuena por este corazón que se estaba pudriendo de latir.

Como la buena chica que soy, he de decir que a pesar de la buena noticia antes descrita, no me he sentido muy bien, montones de tonterías han pasado por mi cabeza, a ratos con ganas de nada, ni de respirar. Me he sentido muy sola, me hacen falta mis amigos a mi lado. Ana y Daniel no están cerca, no me acostumbro a tenerlos lejos por periodos de tiempo tan largos, este año no he hecho otra cosa que pelearme con ambos, cada que nos vemos ha sido un descargar de emociones muy fuerte. Hace unos días le hube gritado a Daniel, lo mandé a chingar a su madre varias veces, hasta estúpido le dije y jamás, ni cuando viví en Cln., me había hecho tanta falta tenerlo a mi lado. Extraño las noches de parranda, bebernos todo el alcohol del mundo juntos, ahogarnos uno en la soledad el otro, descubrir que no tenemos nada más que un buen amigo a un lado y ahora ni eso, lo mismo pasa con Ana.

Espero, ahora sí que, con toda la fe, que vengan tiempos mejores.

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