sábado, 4 de febrero de 2006

Hoy que busco mi imagen integra, encuentro esa vieja fotografía con las orillas rotas por el tiempo. Y mi gesto sostiene pesados y futuros. Tan absorta de la realidad.

Quizá viviendo un mundo de ficción o saboreando la dulzura de un amanecer en el campo después de un atardecer ámbar encendido.

Y mi mirada llena de esperanza
Y mis labios queriendo bocetear
Una sonrisa tímida.

Sentada en la puerta de una casa vieja por la Rafael Buelna, donde nunca me senté.

La imagen recreada a escala de grises. Y sin que los que pasan se den cuenta, se me cae una lágrima, y escondo mi mirada esperando que el tiempo no la descubra en mi cara. Con la manga de la blusa la seco al instante. Después, cuando ilusionada vuelvo al encuentro, caen por los cables montoncitos de notas musicales y la fila de cables, resulta ser la partitura y danzan juguetonas y coquetas para mí.

A simple vista en esa fotografía, sólo observo nostalgias sin existencias… pero si la miras a los ojos puedes ver que hay una mano extendida y la sonrisa se hace más real, más orgánica. Lo que no recuerdo es si la elevo para tomar la melodía o para alcanzar una mano que me ayuda a ponerme de pie.

Y en esa foto ni siquiera miro a la cámara. Ni nadie pasa y los cables están lejos, tanto que no salen a cuadro, ah y por la Buelna hay una puerta a cuyo pie quise sentarme pero me corrían las prisas.

Bueno, algún día volveré a que Roberto me tome esa foto y la enviaré a un apartado postal del cual algún día te daré las llaves. Ahí estarán todas mis imágenes, todas mis ficciones donde no has actuado físicamente todas esas veces que charle contigo y busque tu mirada encontrando un árbol o una silla llena de recuerdos, que indiscutiblemente te representan a cada instante de mi ficción.

Puede que algún día llegues a mi casa con el sobre en la mano y digas “Joder. Me faltaban 5 minutos para llegar. ¿Por qué no me esperaste? Entonces yo diré que acabas de llegar a la sita, que el tiempo es nuestro amigo y que ese montón de fotos fechadas son el alimento de esta amistad.

Ahora creo que soy una mujer llena de esperanza y que seguiré sacando recuerdos del futuro, para aletargar esta necesidad de ti y poder vivir tranquilamente a tu lado.

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