domingo, 20 de noviembre de 2011

¿Qué fue, que ya no es?

No es nostalgia sino una sensación extraña de vacío. No como las veces anteriores en las que desocupamos el idílico espacio imaginario de nuestro corazón; esta vez es, en todo sentido, como la primera.

Lo siniestro aniquila lo maravilloso de la historia en común. A ratos es como si su recuerdo fuera un fantasma que jamás habitó este espacio. Un visual que se manifiesta en el estado más eufórico de la realidad.

Y mis más cercanos lo entienden. Ya nadie repite su nombre, los testigos mudos son, callaron para siempre después del nefasto final. Es mucho mejor así: su recuerdo, un rumor, como vaticiné.

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