Ruido del aire
Serafines, me piden el arpa que han de tocar
el día que te vallas de mi ser,
y aun no la he construido,
aun no se si puedo hacerlo.
Esa arpa es la que me une a la frescura de la noche,
a disfrutar la humedad de gotas que bajan y
caen alegrándonos.
dando éxtasis a lo azul.
Azul podrido como tus labios
Como azufre bañado en tinto.
El calor que pasa por mi garganta
Hierve mi alma, evapora dolor,
Y empiezo a viajar
Veo la niebla en la madrugada
Camino y camino sin parar, es un espejismo.
Despiadadamente caigo y tendida
Veo en las estrellas tu rostro
Tu rostro mulato.
Regreso a mi tormenta. Se que de esto vivo,
de una noche de aire fresco y vapor de todos lados,
del sonsoneo del mar en mis recuerdos,
el susurro de las llantas,
el parloteó de las hojas
que corren por mis oídos hasta llegar a mis entrañas.
Así me alimento.
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